Hace unos días el Diario de Cádiz publicaba la noticia sobre la estafa que habían cometido un corredor de seguros y su empleada. Durante diez años habían cobrado en efectivo a sus clientes los importes de las primas de sus seguros sin después ingresarlo a la compañía, por lo que el cliente, estafado, creía tener cobertura ante sus posibles incidentes cuando en realidad circulaba sin seguro ya que anulaba las pólizas el mismo día.

Corren tiempos revueltos, donde parece que todo vale, y sobretodo en el sector de los seguros. Un claro ejemplo son los bancos: utilizan datos privados de sus clientes para venderles seguros, igualando "a priori" las prestaciones, pero a menor precio. Devuelven recibos sin el consentimiento de sus titulares, dejando en peligro evidente al cliente, que podría sufrir un percance y estar sin cobertura por falta de pago. Y todo ello, sin la cualificación de sus trabajadores en materia de seguros.

Hoy cualquiera te puede vender un seguro, centros comerciales, bancos, tu vecino que estaba desempleado, anuncios de aseguradoras a todas horas que te tratan de tonto si no "despiertas" y contratas con ellos tu seguro y otras que te dan dinero por cada amigo que les lleves...

Los seguros son una parte fundamental en nuestras vidas, ya que de ellos, en ocasiones, depende la tranquilidad y el bienestar de nuestras famílias y la protección de nuestros bienes.

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